Mercè Molist ha escrito un texto sobre su metamorfosis en usuaria de gnu/linux, linuxera o como os guste más. Aunque sinceramente nunca me había ni planteado una entrada sobre el cambio de mentalidad que provoca el "salir de Windows" la verdad es que muchos de los puntos los he vivido. Ampliando algunos más:
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Cuando se trata de reinstalar algo suele ser un desastre. Mis conocidos para ser exactos: casi nunca se sabe donde está la caja donde venia la placa base (y lugar favorito donde guardar todos los CDs de drivers).
Si se localiza la caja (de lo contrario toca buscar por Internet los drivers uno a uno) toca instalarlo todo y a poco que no sea una placa con todo integrado pueden ser bastantes CDs y drivers a instalar.
Eso a mí en GNU/Linux no me pasa principalmente porque suelo elegir hardware que sé que funciona en GNU/Linux y por ello todo viene integrado en la distribución. Cuando instalo el S.O por defecto ya tengo el hardware funcionando.
Que a todo ello ni me acuerdo como se instala desde cero un GNU/Linux en mi PC.
<voz nostálgica>
hace tanto tiempo que no reinstalo el ordenador</voz nostálgica>
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Lo comenta Mercè al final, pero rara vez un usuario medio acaba sacando todo el potencial a GNU/Linux (y aún así le compensa), ya ni hablemos de sacárselo al interprete de comandos. Si yo ahorro toneladas de tiempo con
awk
,grep
osort
pregunto: ¿Qué no hará un "gurú" que "viva" en el interprete?. -
Te hace ver lo absurdo que es tratar el software como un producto cuando es más parecido a un servicio. Lo absurdas que son las patentes de software (y repito: de software, las otras suelen ser perjudiciales pero de forma diferente) o leyes de copyright draconianas y para nada moderadas.
Por no hablar de que el software nunca está acabado (ni el libre ni el propietario) por lo que los sistemas de actualización basados en "repositorios" están a años luz de lo que hay en software propietario actualmente.
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