Dadme unos miserables céntimos

Autor: Armonth | El viernes 20 de julio del 2007 @ 13:27.

El nuevo presidente de la SGAE, Jose Luis Borau, empieza su presidencia pisando fuerte. Leo a Roberto Herrero hacerse eco de Abadía Digital donde comentan la nueva perla que ha soltado la SGAE:

P. También tiene la batalla del canon digital (que grava los dispositivos que permiten copiar obras culturales, de CD vírgenes a cámaras de fotos).

R. Lo critican porque grava una "teórica utilización", y es cierto, pero es un mal menor hasta que se dé con un método más milimétrico. Además, el canon son unos céntimos miserables.

Pues nada, si son unos céntimos de nada, acepto miserables donaciones que para algo yo también me considero "autor" y tengo currículum de sobras: he publicado tanto buenas "obras" como bodrios al nivel de cualquier triunfito o incluso de George Dan. ¡Ah!, no, espera, que mis obras son de texto y el texto no tiene glamour...

El canon serán unos céntimos miserables pero de ello ya han hecho buenos intentos para que el canon "digievolucione" "a ultra canon" y seguirán siendo céntimos pero a poco que tiro un poco a conocidos que no graban música se encuentran costes extras de 400€ al año por un canon que ni es justo ni les tendría que afectar.

Me pregunto quién es el que encaja en esa frase de "que los CDs se usan mayoritariamente para música" que consiguió imponer el canon. Hoy en día cualquiera que tenga un ordenador y se grabe un cd para él no lo graba en formato CD-Audio ni de coña salvo que sea "para el coche".

Lo que sí estoy seguro es de algo: el CD-Audio está muerto y lo ha matado la evolución de la tecnología y el precio exagerado: o evolucionan o acabarán fosilizados. Como decía Mauro Entrialgo en una tira hace tiempo, los comics podrían costar 20€ cada uno si se anunciasen tanto como lo hace la música (radio, televisión, etcétera) pero nadie los compraría: ¿Qué es mejor? ¿Un comic poco anunciado y barato pero que se vende o uno anunciado y que la gente no compra por caro?".

Lo peor de todo es que las discográficas al menos en EEUU son como el perro del hortelano: ni comen ni dejan comer. Ni saben adaptarse ni dejan que otros (iTunes, tiendas online, etcétera) lo hagan.

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